Hace una semana que llueve sin descanso en Río de Janeiro, es esa lluvia británica a la que el carioca no sabe acostumbrarse, tampoco las calles de la ciudad ni la forma de vida permiten que uno encuentre alternativas a salir de casa. Y mientras la humedad tropical hace que las paredes negras se vuelven verdes, las playas se vacíen y los vendedores ambulantes se queden sin trabajo, los vecinos de la favela más coqueta de la zona sur estamos sin agua en casa. Paradojas cariocas. |
Hacía tiempo no me pasaba por su blog, me alegro volver... y disfrutar de sus historias. Gracias por compartirlas con nosotros.
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