Los "blocos", bandas de música que desfilan por las ciudades, ya arrastran a decenas de miles de personas en las calles de Río de Janeiro y de todo Brasil. El calor tropical anima a la gente a salir de casa a cualquier hora para disfrutar de la samba y la pachanga carnavalera.
Voy percibiendo como el carnaval aquí es la excusa para la fiesta continúa pero también para la violencia gratuita cuando la ingesta de alcohol ya es desmesurada.
| El bloco "Simpatía quase Amor" desfila rodeado de gente por la playa de Ipanema con la montaña (morro) Dois Irmaos de fondo |
Os describo una escena para que sepáis porque digo esto: ayer cubrí el desfile que se ve en la foto, unas 50.000 personas danzaban por la avenida paralela a la playa de Ipanema detrás del bloco llamado "Simpatía quase Amor".
Entre las 16.00 y las 18.00 horas la alegría carioca reinaba en el ambiente, disfruté de la música y de los personajes disfrazados que mostraban su simpatía con desmesura.
Volví a casa para enviar las fotos a Madrid y cuando bajé de nuevo eran las 20.00 horas. En Ipanema, el barrio más chic de Río, había comenzado la parte fea del carnaval, los borrachos jóvenes y viejos participaban de agrias peleas a golpe de silla o taburete de bar con la Policía Militar (qué menos mal que no secundó la huelga) persiguiéndoles en todas direcciones.
Yo iba en un autobús intentando llegar a Copacabana y veía a cientos de turistas correr a esconderse en las tiendas para evitar los porrazos y los golpes fortuitos.
El autobús era otro escena rocambolesca, atestado de gente muy ebria con cerveza en mano que pedía al conductor que parase para ver las distintas peleas o incluso bajarse a participar.
Lo peor de todo es que el del autobús les hacía caso y paraba, lo que le costó una ventana rota por una pedrada, un vaso o un botellín, no se que fue. Sólo entonces decidió reanudar la marcha pese a los gritos furiosos de la jauría que transportaba.
Cuando llegué a Copacabana, con media hora de retraso, respiré con alivio al ver que el carnaval no se estaba celebrando apenas en el barrio.
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