Mari Carmen, con camiseta celeste, permanece sentada en su sofá mientras un medio la entrevista. Sobre la casa que habita pesa una orden de desahucio porque se retrasó en el pago del alquiler apenas unos días, acumulando 1.300 euros de deuda, que ya ha abonado. La coña es que este piso es una vivienda social del Ivima (Instituto de la Vivienda de Madrid), dispuesta justamente para ayudar a que personas en riesgo de exclusión social puedan vivir dignamente, sin lujos pero como la Constitución manda, con un techo. Mari Carmen que vive aquí hace cinco años, llegó huyendo de la violencia machista que su marido acostumbraba a regalarle. No tiene trabajo pero consigue mantener todo al día y que su hijo adolescente viva bien y estudie, pero en cuanto se retrasa unos días en el pago dejan de enviarle los recibos como si ya no existiera, nadie notifica nada, como si no fuera una persona, sólo un número más, que se vaya a la calle. ¿No es para indignarse? Pues sí. A las puertas de su casa estaban esta mañana un centenar de personas, mayoría jóvenes y activistas del "Movimiento 15-M", indignados pero activos, dispuestos a evitar por todos los medios pacíficos posibles que algún secretario judicial acceda al domicilio y consume la vergüenza del desahucio. Finalmente, lograron evitar que echen a Mari Carmen como ya hicieron hace una semana. El próximo viernes 29 la escena volverá a repetirse y Mari Carmen mientras tanto busca como recurrir la decisión tan poco social de la Comunidad de Madrid. Más información del día en este teletipo |
viernes, 22 de julio de 2011
Aplazado por segunda vez el desahucio de una mujer víctima de violencia de género
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